martes, 21 de diciembre de 2010
Sugestión
Llueve tan rápido y dulcemente que a mis oídos provoca un insumable placer, es de noche y mis sentidos felinos agudizan la inquietud y exaltación de mi mirada, el fuego me corroe por dentro tanto que empieza a ser perceptible el olor a quemado en mi piel, cada parpadeo un pensamiento inhóspito y censurado que mi mente intenta guardar para no causar pánico y deseo, pasión irresistible que mi alma empieza a gritar sin pausa, pero solo llueve y es de noche, y no hace falta más para que con unas palabras, algún gesto y ropaje negro, y me quedo parada desde un rincón para clavar mi mirada y para que esto deje de ser una balada.
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